Hay una pregunta que se hace Boaventura de Sousa Santos sobre la epistemología de las ciencias: ¿por qué si hay tantos problemas en el mundo, ha sido tan difícil construir una teoría crítica? La única que se me viene a la mente, y que también se le vino a la mente al teórico decolonial Walter Mignolo, es, valga la redundancia, la teoría crítica de la escuela de Frankfurt. Y cito a estos dos pensadores que buscan alternativas epistemológicas, porque de alguna manera coinciden en que se necesita pensar de otra manera. La teoría crítica de Frankfurt, coinciden, y muchos otros más, sigue en ese esfuerzo habermasiano de recuperar un proyecto moderno, ya sea dándole nuevos aires de vida o simplemente cambiando todo aquello que no nos gusta.
El problema, y esto es fácil de identificar, es que parece que la red tejida por la epistemología occidental, se ha extendido tanto y tan profundamente que parece imposible generar, como dice Castro-Gómez, un pensamiento otro.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con la reconstrucción de Juárez? Slavoj Zizek, en una conferencia en Argentian, dijo que debemos pensar en que la utopía (el lugar imposible) es el capitalismo, y no el otro mundo posible sin él. Pensar en términos de que esto que vivimos, como lo demostró Fukuyama con el fin de la historia, no es un proyecto natural, o esencialista. Al contrario, está en crisis, y probablemente al borde del derrumbe.
Regreso a de Sousa: ¿por qué si Ciudad Juárez tiene tantos problemas, es tan difícil pensar en una teoría crítica desde aquí? Parece que los problemas comenzaron hace tres años, pero no, lo de ahora es sólo un vaso desbordado.
El problema, que es similar a los esfuerzos de los teóricos del margen por replantear un mundo sin occidente, es que eso que se quiere desterrar, se ha incrustado de tal manera, que parece nunca va a salir. Es necesario, y esto es un punto muy personal, que comencemos a pensar de manera diferente, construyendo conceptos propios y replanteando epistemológicamente una que parte desde nuestras diferentes condiciones de vida.
Javier Roiz, en una plática, comentó que el Estado es la franquicia de Europa para el mundo. Identifico al Estado moderno en el contractualismo del siglo XVI y XVII, cuando al ser humano se le partió en dos: naturaleza y sociedad. El Estado tenía, por lo tanto, la función de sustraer del ciudadano la primera, y administrar la segunda. Es decir, parafraseando a uno de los personajes del escritor Alan Moore, defenderlos de ellos mismos. Pensamiento que continúa hasta hoy, y que ha impreso en muchos una huella imposible de borrar.
Pero, vamos, claro que se puede borrar, sólo hay que rascar desde más adentro.
Por eso creo que es hora de, no sólo cuestionar la función de quienes están en la élite política, sino a la esfera en sí. No sólo, como se puede entender a Lacan, o como se entiende a Lacan desde Zizek, cuestionar al que llena al significante Amo, sino al mismo Amo. Por eso Lacan les decía a los situacionistas de mayo de 68 «¿quieren otro Amo? Lo tendrán».
Cuando comenzamos a borrar esas figuras tan profundamente marcadas sobre nuestra piel, entonces, creo (siempre creo), podremos pensar desde otros términos: términos en los que sí nos identificamos y somos capaces de identificarnos nosotros. Por eso veo con tan poca esperanza los esfuerzos de construir un argumento del Estado fascista desde aquí (que no quiero demeritar, al contrario, siento que es un esfuerzo muy importante y necesario) porque se aleja, por un lado, de los verdaderos problemas de una ciudad azotada por la violencia, no sólo sistémica, sino en todas las escalas, que sufre y goza de condiciones únicas, y que sus problemas son generados por múltiples factores y no sólo por un Estado incomprensible y castigado, y que por otro, sólo se acerca al ruido de los viejos conceptos que muchas veces llegan ya con muy poco aire a estas instancias. Es decir, que dejan el Amo del Estado fascista, para quedarse con las bases que construyen e implementaron la máquina del Estado fascista.
Construir una epistemología desde esto tiene la necesidad de no centralizar la frontera, es decir, no caer en la ilusión (vaya palabra fuerte) de que las fronteras que crecen deben mutar a centros. Yo creo que podemos construir, y debemos construir, desde ese margen geográfico y político. Que los términos en los que pensemos ya no sean exclusivamente con los que crecimos, sino que partamos de nuevos, construidos con nuestra paciencia y observación. Quitarle a la frontera su condición de frontera, o, mejor dicho, buscar otorgarle la denominación de centro es seguir empecinados en que el progreso siempre es la mejor solución.
No sólo en crear una escuela juarense, que seguramente ya debe existir, sino una epistemología. ¿Por qué? Para que la que existe, no sea culpables de su falta de visión integral o de su poca imaginación para entender un mundo tan grande como el que ellos nunca lograron ver.
Termino con una imagen que me encontré en algún lugar por la Web, en donde un indigente que pedía dinero, había escrito en el pizarrón que cargaba en sus manos «keep your coins, I want change». ¿Por qué es tan difícil buscar un cambio sin la necesidad de recurrir a las mismas monedas de siempre?
febrero 25, 2010 at 6:23 pm
Buena mi juan, me ha gustado el texto, creo que abordas el tema muy bien, y la relacion que haces entre epistemologia y esta realidad juarense se trata muy bien, o mejor dicho, la «no relacion» entre estos dos conceptos. Pero de alguna forma me pregunto, si no es el progreso la mejor solucion, ¿que si lo podria ser? la historia nos ha demostrado que el progreso ha sido la unica llave de mejores condiciones de vida, claro, solo para unos cuantos, la respuesta a esta pregunta se la planteo hace algun tiempo TH Marshall cuando decia ¿que se requiere para ser un ciudadano?
febrero 25, 2010 at 6:32 pm
Por otro lado, cuando se de una respuesta al problema de la «no relacion» entre episteme y realidad juarense, suponiendo que esta respuesta sea institucional, ¿permitiran las instituciones humanas una autentica expresion de la diversidad social y politica? No puedo dejar de pensar en el texto de G. Steiner, «10 posibles razones para la tristeza del pensamiento», y sobre todo a T. Bottomore, cuando responder a esta cuestion significa ahondar en los cimientos del edificio politico-institucional de cualquier espacio que responda a una logica estatal. Asi pues, si la construccion de respuesta a la crisis es un proceso historico que se caracteriza por la contestacion en los espacios de poder y si las demandas sociales tienen respuesta por medio de canales institucionales, el permitir la autentica expresion de la diversidad social y politica debe implicar la configuracion de un sistema de respuestas por parte del estado con la sociedad; la cuestion aqui es tanto de fondo, como de forma… entonces, es la respuesta del estado la mas idonea? es decir, responde a la necesidad de la sociedad el actual sistema representativo del estado? sin duda hay ciertos valores que se deben perseguir per se en el hecho de representar a las masas que se gobiernan, sin embargo, no siempre son compatibles los valores y las creencias del estado con las respuestas que ofrece a las demandas sociales… en este caso, cuando ni siquiera la sociedad sabe como participar en el proceso.
febrero 26, 2010 at 12:52 am
Qué onda, Rafa. Gracias por el apunte.
Coincido contigo en lo referente al progreso: beneficia, pero sólo a unos cuantos. El progreso, creo, debe ser tomado también como una categoría social de análisis, y no sólo como un síntoma de las naciones. Cuando lo tomamos como categoría social, seremos capaces de desmenusarlo con mayor cuidado, adecuándolo a las circunstancias y las formas. Pero para que eso pase, tenemos que entender que muchas veces no vemos la realidad plenamente porque no tenemos unos lentes adecuados.
En lo otro, creo que es más fácil construir una epistemología descartando lo que no necesitamos. El problema al hacer eso, es el dilema de cómo tirar el agua sucia del baño sin que se vaya también el niño. Es decir, cómo descartar el occidentalizmos de los conceptos sin perder su practicidad. En este caso, cómo deshacernos del Estado sin mandar al traste a las instituciones que sí tienen una función óptima. Creo que el problema del Estado desde un principio es que no es capaz de abarcar lo que promete, porque, por lo mismos, se centra en representación, y la representación no siempre es la mejor forma de entender el todo. Creo que sufrimos de un Estado cartesiano. Pero, por eso creo que lo que se necesita es construir una epistemología que, más allá de explicarnos, nos narre (suena a hermnéutica, pero no lo es).
Pero tenemos que darle al debate, ese el punto.
febrero 28, 2010 at 4:42 am
Vaya… este es en el dilema en que vivimos todos. No soy de Júarez, ni mexicana. Pero creo que este es un problema que todos enfrentamos, no sólo los latino americanos, pero también todo pueblo que ha sido reorganizado- es decir invadido por potencias mundiales/imperios. Parece ser, casi seguro, que cuando nuestros pueblos fueron invadidos y avasallados se encargaron de borrar también nuestra memoria colectiva, de quienes fuimos, la jerárquia que seguíamos, nuestro orden social. Como explica Angel Rama en la Ciudad de las letras, ahora vivimos en un mundo de «letrados» pero lamentablemente no todos hemos asimilado ese «orden de los signos» Mientras se ignore y se viva en una burbuja de fantasías y de imaginación, siempre existirá un conflicto entre la «ciudad real» y la «letrada».
Por otra parte, me parece muy interesante lo que dices sobre reconstruir a través de una utopía. Ahora estoy trabajando en mi tesina de graduación, y bueno este es uno de los temas que abarca mi trabajo. Para Mariátegui era importante conquistar a grupos indígenas a través de mitos para así alcanzar su utopía de reforma social en el Perú. Porque es una cuestión mística y personal; claro él apostaba por un socialismo uniforme, sin clases sociales. No tengo una solución para ninguno de estos problemas, han habido grandes seres humanos que con ideales y convicciones tan profundas y trascendentales y los seguirá habiendo, espero, lo único que puedo decir es que hay que de algún modo rescatar nuestras raíces y ser nostros los arquitéctos que reconstruyen ese pasado que nos tumbaron. Creo que el trabajo que haces vos con tus escritos, tus pensamientos, y tu participación en tu comunidad pueden, creo que ya estan generando una conciencia social positva.
abril 29, 2010 at 3:50 pm
Hola Juan, hace rato que no me metía a tu blog. Siempre es un placer leerte y estar cerca de la frontera a través de lo que otros escriben. La propuesta epistemológica me gusta, de hecho también la estoy trabajando en mi investigación, pero desde una perspectiva filosófico-cultural tomando en consideración no solo las narrativas, también la representación, la lengua y, evidentemente, las relaciones de poder. Sin embargo no comparto contigo la postura habermesiana de la teoría crítica, aunque es un buen indicio para darle salida a la accion comunicativa. Tampoco comparto contigo el hecho del traslape frontera-centro, pero entiendo tu postura. Finalmente la mirada está puesta en la frontera, desafortunadamente es una mirada violenta.
En fin, seguimos en comunicación virtual. Dale mis saludos a tod@s por allá.
besos
May 12, 2010 at 4:16 am
Qué onda, Rox. Mucho gusto saber de ti de nuevo, y gracias por leer este apunte.
Creo que ya somos dos los que no coincidimos con la reflexión habermasiana de la teoría crítica, pero es que algunos de los decoloniales coinciden, principalmente De Sousa, que el último aparato verdaderamente crítico fue la propuesta por la Escuela de Frankfurt. No coincido con él plenamente, pero creo que hay algo importante, y es que la mayoría de las bases críticas de hoy en día utilizan al marxismo (y principalmente este marxismo crítico de Frankfurt) para hacer una crítica epistemológica. Tampoco no es que yo sea plenamente decolonial, pero creo que para enfrentar los problemas hay que llegarles de frente y de fondo. Lo cual siempre se les agradece.
Sobre lo de la frontera, creo que debemos de respetar su condición. No creo que se espere que un día se nos otorgue la condición de centro para comenzar a ser tomados en serio. Hay que aceptar lo que somos, y si se puede con gusto, mejor.
Yo les paso el recado.
un saludo para atrás.